Luces de bohemia
Zaguán en el Ministerio de
la Gobernación. Estantería con legajos. Bancos al filo de la pared. Mesa con
carpetas de badana mugrienta. Aire de cueva y olor frío de tabaco rancio.
Guardias soñolientos. Policías de la Secreta. Hongos, garrotes, cuellos de
celuloide, grandes sortijas, lunares rizosos y flamencos: Hay un viejo
chabacano - bisoñé y manguitos de percalina-, que escribe, y un pollo chulapón
de peinado reluciente, con brisas de perfumería, que se pasea y dicta humeando
un veguero. DON SERAFÍN, le dicen sus obligados, y la voz de la calle, SERAFÍN
EL BONITO. Leve tumulto. Dando voces, la cabeza desnuda, humorista y lunático,
irrumpe MAX ESTRELLA: DON LATINO le guía
por la manga, implorante y suspirante. Detrás asoman los cascos de los
Guardias. Y en el corredor se agrupan, bajo la luz de una candileja, pipas,
chalinas y melenas del modernismo.
MAX: ¡Traigo detenida una pareja
de guindillas! Estaban emborrachándose en una tasca y los hice salir a darme
escolta.
SERAFÍN EL BONITO: Corrección, señor mío.
MAX: No falto a ella, señor
Delegado.
SERAFÍN EL BONITO: Inspector.
MAX: Todo es uno y lo mismo.
SERAFÍN EL BONITO: ¿Cómo se llama usted?
MAX: Mi nombre es Máximo
Estrella. Mi seudónimo, Mala Estrella. Tengo el honor de no ser Académico.
SERAFÍN EL BONITO: Está usted propasándose.
Guardias, ¿por qué viene detenido?
UN GUARDIA: Por escándalo en la vía
pública y gritos internacionales. ¡Está algo briago!
SERAFÍN EL BONITO: ¿Su profesión?
MAX: Cesante.
SERAFÍN EL BONITO: ¿En qué oficina ha servido
usted?
MAX: En ninguna.
SERAFÍN EL BONITO: ¿No ha dicho usted que
cesante?
MAX: Cesante de hombre libre y
pájaro cantor. ¿No me veo vejado, vilipendiado, encarcelado, cacheado e
interrogado?
SERAFÍN EL BONITO: ¿Dónde vive usted? (…)
MAX: Donde yo vivo, siempre es un
palacio.
EL GUINDILLA: No lo sabía.
MAX: Porque tú, gusano
burocrático, no sabes nada. ¡Ni soñar!
SERAFÍN EL BONITO: ¡Queda usted detenido!
MAX: ¡Bueno! ¿Latino, hay algún
banco donde pueda echarme a dormir?
SERAFÍN EL BONITO: Aquí no se viene a dormir.
MAX: ¡Pues yo tengo sueño!
SERAFÍN EL BONITO: ¡Está usted desacatando mi
autoridad! ¿Sabe usted quién soy yo?
MAX: ¡Serafín el Bonito!
SERAFÍN EL BONITO: ¡Como usted repita esa
gracia, de una bofetada, le doblo!
MAX: ¡Ya se guardará usted del
intento! ¡Soy el primer poeta de España! ¡Tengo influencia en todos los
periódicos! ¡Conozco al Ministro! ¡Hemos sido compañeros!
SERAFÍN EL BONITO: El Señor Ministro no es un
golfo.
MAX: Usted desconoce la Historia
Moderna.
SERAFÍN EL BONITO: ¡En mi presencia no se
ofende a Don Paco! Eso no lo tolero.¡Sepa usted que Don Paco es mi padre!
MAX: No lo creo. Permítame usted
que se lo pregunte por teléfono.
SERAFÍN EL BONITO: Se lo va usted a preguntar
desde el calabozo.
DON LATINO: Señor Inspector, ¡tenga
usted alguna consideración! ¡Se trata de una gloria nacional! ¡El Víctor Hugo
de España!
SERAFÍN EL BONITO: Cállese usted.
DON LATINO: Perdone usted mi
entrometimiento.
SERAFÍN EL BONITO: ¡Si usted quiere
acompañarle, también hay para usted alojamiento!
DON LATINO: ¡Gracias, Señor Inspector!
SERAFÍN EL BONITO: Guardias, conduzcan ustedes
ese curda al Número 2.
UN GUARDIA: ¡Camine usted!
MAX: No quiero.
SERAFÍN EL BONITO: Llévenle ustedes a rastras.
OTRO GUARDIA: ¡So golfo!
MAX: ¡Que me asesinan! ¡Que me
asesinan! (…)
LOS GUARDIAS: ¡Borracho! ¡Golfo!
EL GRUPO MODERNISTA: ¡Hay que visitar las
Redacciones!
Sale
en tropel el grupo. Chalinas flotantes, pipas apagadas, románticas greñas. Se
oyen estallar las bofetadas y las voces tras la puerta del calabozo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario