COMENTARIO. Escena IV
El
texto pertenece a la IV escena de Luces de bohemia. Valle-Inclán
prescindió en su obra de la división en actos y la compuso en quince
escenas diferentes, cada una de las cuales tiene lugar en un ambiente distinto.
A pesar de esta ruptura de la unidad de espacio, la obra ofrece una fuerte trabazón
interna, conseguida gracias a la presencia continua del protagonista Max
Estrella y de su guía, don Latino de Hispalis, así como de algunos motivos
recurrentes como el tema de la muerte o el décimo de lotería.
En
el texto podemos apreciar dos partes claramente diferenciadas: la acotación
inicial de la escena como texto secundario y el diálogo como texto
principal. Max Estrella y don Latino en su peregrinaje durante la noche
madrileña por distintos lugares, se encuentran junto a la buñolería; de ella
sale un grupo de mediocres escritores modernistas. Con las precisas pinceladas
descriptivas en la acotación y la agilidad y desenfado en el diálogo,
Valle-Inclán consigue dibujar perfectamente tanto el ambiente del local
como el de los escritores modernistas. La escena guarda, además, una clara
simetría con la IX, en la que Max dialoga en un café con Rubén Darío.
A
través del personaje de Max Estrella, Valle expresa en este fragmento su áspera
crítica de la realidad española como lo hará en toda la obra. En el texto aparecen algunos de los aspectos a
los que alcanza esa crítica. En primer lugar muestra su rechazo por las
escuelas literarias. Las palabras que Max dirige a Dorio de Gadex esconden una
queja mucho más profunda que el simple rechazo a la “versallesca” y
“aristocrática” estética modernista. Max critica la literatura como evasión,
cuestiona el papel del escritor que embellece artificialmente la realidad y se
aleja del pueblo: “Usted es un poeta, y los poetas somos aristocracia”, dice
Dorio de Gadex, Max le corrige: “Yo me siento pueblo. Yo había nacido para ser
tribuno de la plebe”. Sin embargo, también él confiesa que ha claudicado: “y me
acanallé perpetrando traducciones y haciendo versos. ¡Eso sí, mejores que los
que hacéis los modernistas”. Podría por tanto, verse su clara oposición con los
modernistas a los que ridiculiza por su vida bohemia inútil y tan alejada del
compromiso social, del pueblo con el que Max se identifica “yo me siento pueblo”
expresa Max.
Su
reacción crítica también llega a los autores de teatro de fin de siglo en la
figura del escritor de teatro noruego H. Ibsen al que considera trasnochado y
aburrido. Y a otras figuras literarias que menudean a lo largo de la obra: a
Galdós poco después de esta escena se le nombra como "Don Benito el
Garbancero", a los hermanos Álvarez Quintero, a Villaespesa y a Rubén
Darío a quien en la conversación con Max repitiendo constantemente el término
"admirable".
Pero
no acaban aquí sus críticas. Se cierra el texto con un ataque a las instituciones culturales. Los
insultos de Max a la Real Academia Española traducen el despecho de
Valle-Inclán por no haber accedido a esa institución: "Y soy el verdadero
inmortal, y no esos cabrones del cotarro académico". Esta diatriba contra
la Academia refleja también un cierto tono de desengaño "¡Me sobran
méritos! Odian mi rebeldía y odian mi
talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos", es
decir, de los poderosos, que resulta, en ocasiones, conmovedor: "¡Y soy el
primer poeta de España!. Esta forma de elegir a los académicos que rechaza a
los más aptos y elige a los más ineptos
ya aparecía también en el árbol de la ciencia cuando Andrés Hurtado
describía la forma de seleccionar a los políticos más ineptos en Alcolea del
Campo, que elegían la paja y rechazaban el trigo.
Y
no podía faltar la crítica a los políticos de su época con críticas, en este
caso a Maura, presidente del gobierno durante el reinado de Alfonso XIII y
director de la Real Academia: "¡ Muera Maura''', grita Max Estrella,
"¡Muera! ¡Muera! ¡Muera!", corean los modernistas. Serán estos los
gritos de alboroto que llevarán detenido a Max a la Delegación y posteriormente
al calabozo.
Los
personajes de este fragmento se completan con otros muchos que aparecen en la
obra, de diversa condición y estrato social como la prostituta, el ministro de
Gobernación, el obrero catalán, Rubén Darío…; el autor se sirve de ellos para
recrear el ambiente de ese Madrid que vivió Valle Inclán. Y como figura central, el protagonista,
Max Estrella, caracterizado con rasgos nobles y dignos: es el héroe impotente
ante la injusticia y miserias del mundo; el que mejor “ve” la
realidad, el poeta ciego y marginado que reconocerá más adelante también su propia
mediocridad en la escena del Ministro.
Ampliar con las similitudes que este texto crítico pueden tener en
la actualidad a pesar de la evolución que España ha tenido en este siglo
Vemos
así que tanto el fragmento como la obra son una crítica total, crítica no sólo
a los de políticos o a las instituciones, sino a todos; estamos ante una
crítica colectiva que ofrece una visión de los conflictos que urden la vida de
España. En suma, todo parece llevarnos, en conjunto, a aquella frase suya:
“España es una deformación grotesca de la civilización europea.”