Comentario crítico.
Este poema
pertenece al autor más representativo de la poesía modernista y
noventayochista, Antonio Machado. Este autor, en su carrera, experimenta un
cambio desde el modernismo con su obra “Soledades, galerías y otros poemas”
hacia el noventayochismo de “Campos de Castilla”. Este poema en concreto, pertenece a esta
segunda del 98. Es en este momento cuando abandona la estética modernista y su
preocupación por la belleza para iniciar ‘Campos de Castilla’ otras
preocupaciones y otra estética. Reflexiona, ahora, sobre España, su tierra y sus
gentes. Y adopta Machado un tono crítico, mediante el que refleja preocupación
por la situación de injusticia y deterioro de nuestro país.
Este poema
pertenece a los poemas de intención sociopolítica y de análisis histórico de la
sociedad española. Así nos muestra en él su preocupación por España, la de su
momento y la España que él deseaba. Es
la visión de las dos Españas. La ‘vieja’, caracterizada por el inmovilismo de
la población ante la actuación autoritaria de los caciques y señoritos
terratenientes; y la nueva,
La España
que a él le tocó vivir está aquí retratada como un país lleno de vicios y costumbres con las que el
autor no comulga. Una España “de charanga y pandereta… devota de Frascuelo y de
María”. Es la España bulliciosa,
folklórica, amante de los toros y de una religiosidad en la que Machado no
creía. Pero no solo la describe en sus vicios, en su inmovilismo, sino que
también no muestra su seguridad de que acabará, aunque no pronto.
Las
dificultades para cambiar esa España son muchas, según el poeta. El inmovilismo
que ya nos retrató Pío Baroja en su novela El árbol de la ciencia es el mismo
que ve Machado en esta España que “ora y embiste cuando se digna usar la
cabeza”. Con estas actitudes tan poco dialogantes, con esta incultura que él
veía iba a ser difícil evolucionar.
Sin embargo
al final del poema aparece es España en la que proyecta los valores positivos
en los que él creía y que da ciertas esperanzas al poeta. al estar siendo creada a base del trabajo y
el esfuerzo de las personas humildes que aprecian su nación.
Será una
España basada el esfuerzo de las personas humildes, en el trabajo de la
juventud, apoyada en la educación y un poco revolucionaria. Será una España que Machado pudo ver al final
en los años de la República. Pero él mismo sufrirá el exilio por ese cainismo
que nos llevó a la guerra civil.
Todavía en
nuestros días pueden encontrarse, en cierta forma, estas dos Españas.
Los
jóvenes, que son el ‘futuro de España’, trabajamos duro por conseguir un empleo
digno pero, con esta situación de crisis, muchos acaban emigrando hacia otros
países. Esto, que a primera vista puede parecer algo negativo, tiene un fondo
que da lugar a la esperanza ya que, mientras en otros países se siga
considerando nuestro país como ‘creador’ de genios, España tendrá posibilidades
de mejorar.
En mi
opinión, la solución más inmediata sería una reforma laboral, que permitiera a
los jóvenes encontrar un puesto de trabajo en el que desarrollar su potencial
sin sentirse explotados. Las nuevas generaciones deben dejar de ser
consideradas ‘futuro’ y pasar a ser el ‘presente’; estas, conocedoras de la
situación actual y de las pasadas, pueden ofrecer una visión que renueve nuestro
país, haciéndolo mejorar, adaptándolo a los tiempos que corren.
La vieja
España también está presente hoy día, como lo están las tradiciones, la
religiosidad, los vicios. Y en muchos jóvenes como los que se nos muestran en
programas de televisión… todos estos elementos son consustanciales a España,
según mi opinión, pero ello no debe ser incompatible con el progreso de la
nación.
Es aquí
donde entra en juego la educación que, tal y como pensaba Machado, es la
solución al estancamiento de ‘su’ España. En la actualidad, la educación ha
permitido que estemos lo suficientemente preparados para poder distinguir lo
bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo lógico de lo ilógico. Por ello
poseemos el derecho al voto libre, a la manifestación, a la protesta… en
tiempos de Machado nada de esto era viable, en lugar de la educación se
impartía la obediencia y la sumisión.
Mas la
educación de nuestros días no es tampoco un modelo a seguir, y no lo será
mientras siga ligada a ideologías políticas, que la hacen variar con cada
cambio de gobierno. La educación debe ser independiente, universal y capaz de
formar personas, no trabajadores.
En
definitiva, Machado en este poema nos muestra una actitud crítica, que
compartiría con otros autores noventayochistas como Pío Baroja o Valle-Inclán,
mediante la que pretendían calar en la conciencia de sus conciudadanos.
Ana Ramírez
de las Heras. 2º A
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