martes, 9 de febrero de 2016

EL MAÑANA EFÍMERO



Comentario crítico.
Este poema pertenece al autor más representativo de la poesía modernista y noventayochista, Antonio Machado. Este autor, en su carrera, experimenta un cambio desde el modernismo con su obra “Soledades, galerías y otros poemas” hacia el noventayochismo de “Campos de Castilla”.  Este poema en concreto, pertenece a esta segunda del 98. Es en este momento cuando abandona la estética modernista y su preocupación por la belleza para iniciar ‘Campos de Castilla’ otras preocupaciones y otra estética. Reflexiona, ahora, sobre España, su tierra y sus gentes. Y adopta Machado un tono crítico, mediante el que refleja preocupación por la situación de injusticia y deterioro de nuestro país.
Este poema pertenece a los poemas de intención sociopolítica y de análisis histórico de la sociedad española. Así nos muestra en él su preocupación por España, la de su momento y la España que él deseaba.  Es la visión de las dos Españas. La ‘vieja’, caracterizada por el inmovilismo de la población ante la actuación autoritaria de los caciques y señoritos terratenientes; y la nueva,
La España que a él le tocó vivir está aquí retratada como un país  lleno de vicios y costumbres con las que el autor no comulga. Una España “de charanga y pandereta… devota de Frascuelo y de María”.  Es la España bulliciosa, folklórica, amante de los toros y de una religiosidad en la que Machado no creía. Pero no solo la describe en sus vicios, en su inmovilismo, sino que también no muestra su seguridad de que acabará, aunque no pronto.
Las dificultades para cambiar esa España son muchas, según el poeta. El inmovilismo que ya nos retrató Pío Baroja en su novela El árbol de la ciencia es el mismo que ve Machado en esta España que “ora y embiste cuando se digna usar la cabeza”. Con estas actitudes tan poco dialogantes, con esta incultura que él veía iba a ser difícil evolucionar.
Sin embargo al final del poema aparece es España en la que proyecta los valores positivos en los que él creía y que da ciertas esperanzas al poeta.  al estar siendo creada a base del trabajo y el esfuerzo de las personas humildes que aprecian su nación.
Será una España basada el esfuerzo de las personas humildes, en el trabajo de la juventud, apoyada en la educación y un poco revolucionaria.  Será una España que Machado pudo ver al final en los años de la República. Pero él mismo sufrirá el exilio por ese cainismo que nos llevó a la guerra civil.
Todavía en nuestros días pueden encontrarse, en cierta forma, estas dos Españas.
Los jóvenes, que son el ‘futuro de España’, trabajamos duro por conseguir un empleo digno pero, con esta situación de crisis, muchos acaban emigrando hacia otros países. Esto, que a primera vista puede parecer algo negativo, tiene un fondo que da lugar a la esperanza ya que, mientras en otros países se siga considerando nuestro país como ‘creador’ de genios, España tendrá posibilidades de mejorar.
En mi opinión, la solución más inmediata sería una reforma laboral, que permitiera a los jóvenes encontrar un puesto de trabajo en el que desarrollar su potencial sin sentirse explotados. Las nuevas generaciones deben dejar de ser consideradas ‘futuro’ y pasar a ser el ‘presente’; estas, conocedoras de la situación actual y de las pasadas, pueden ofrecer una visión que renueve nuestro país, haciéndolo mejorar, adaptándolo a los tiempos que corren.
La vieja España también está presente hoy día, como lo están las tradiciones, la religiosidad, los vicios. Y en muchos jóvenes como los que se nos muestran en programas de televisión… todos estos elementos son consustanciales a España, según mi opinión, pero ello no debe ser incompatible con el progreso de la nación.
Es aquí donde entra en juego la educación que, tal y como pensaba Machado, es la solución al estancamiento de ‘su’ España. En la actualidad, la educación ha permitido que estemos lo suficientemente preparados para poder distinguir lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto, lo lógico de lo ilógico. Por ello poseemos el derecho al voto libre, a la manifestación, a la protesta… en tiempos de Machado nada de esto era viable, en lugar de la educación se impartía la obediencia y la sumisión.
Mas la educación de nuestros días no es tampoco un modelo a seguir, y no lo será mientras siga ligada a ideologías políticas, que la hacen variar con cada cambio de gobierno. La educación debe ser independiente, universal y capaz de formar personas, no trabajadores.
En definitiva, Machado en este poema nos muestra una actitud crítica, que compartiría con otros autores noventayochistas como Pío Baroja o Valle-Inclán, mediante la que pretendían calar en la conciencia de sus conciudadanos.
Ana Ramírez de las Heras. 2º A

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