Comentario
crítico
Nos encontramos ante un texto de la novela de Pío Baroja El Árbol de la Ciencia, de principios del siglo XX. Este fragmento se sitúa en la primera parte, en la que relata refleja la etapa de formación de Andrés
como adulto: sus primeras experiencias en la facultad de Medicina de Madrid, sus primeras reflexiones y críticas sobre la vida y diversos temas que la
conciernen. Andrés Hurtado, protagonista de la novela, es un álter ego de Pío
Baroja, es decir, los pensamientos y sentimientos de Andrés son los de su creador.
A través de él, Pío Baroja crítica las cosas con las que está en desacuerdo,
además de relatar la situación de España en aquella época. Esta proyección del autor sobre el protagonista es una de las innovaciones de la novela del 98 así como que muestra un realismo subjetivo a través de los ojos del protagonista tan alejado del realismo decimonónico.
Perteneciente
a la Generación del 98, comparte con estos escritores una visión crítica de
España, pesimista y negativa. Se centraban en observar y reflexionar sobre la
vida, la sociedad, la miseria y, en conclusión, todo lo que afectaba al país.
El tema
central sobre el que gira el texto es el de familia de Andrés Hurtado. Nos hace
a través de él, un retrato crítico de la familia tradicional de la época. El
personaje se muestra desolado ante la situación en la que se encuentra. Su
madre muerta y un padre despótico que muestra su egoísmo y sus caprichos para acercarse
al nivel social de los amigos del casino. Un padre con el que no comparte nada.
Incluso se enfrentará a él en otros
momentos de la novela.
La
familia de Andrés era muy numerosa, como solían ser las familias de la época.
Las
mujeres solían pasar su vida creyendo que su destino era sufrir y hacer todo lo
que le mandasen sus maridos. Concebían este hecho como normal porque así se lo
había inculcado la sociedad machista. Así aparece Fermina Iturrioz en el texto,
como una víctima. Don Pedro Hurtado, no
sabía cuidar de la familia adecuadamente, ya que su mujer había muerto hace
unos años y esa era su labor. Sin embargo, a pesar de sus quejas, se niega a
que su hija se encargue del cuidado de la casa.
Andrés,
al contrario que Aracil, no se limitaba a aceptar las cosas tales y como eran
sin resignación, él era un hombre de acción y tomaba partido en todo lo que le
parecía mal. En su casa, siempre que estaba en desacuerdo con algo se lo hacía
saber a su padre, aunque esto conllevase continuas discusiones, una creciente
tensión entre ambos y continuas decepciones para Andrés.
Esta
visión crítica se completa en la novela con otros temas como el de la crueldad
humana, el falso patriotismo de los españoles o la vulgaridad y su miseria
espiritual. El ambiente cultural en España era escaso a finales del siglo XIX y
principios del XX, pero tampoco se preocupaban por mejorar esa situación. El
país vivía estancado y aislado del resto de Europa, todos progresaban excepto
España, pero los españoles parecían no darle mucha importancia ya que, pensaban
que fuera no nos valoraban porque nos envidiaban por el talento de nuestros
escritores y otras personas. Este hecho refleja la ignorancia de los ciudadanos
que ignoraban el atraso del país, sobre todo en el ámbito científico. El
interés del gobierno por invertir en ciencia era casi nulo, por lo que los
estudios científicos de la universidad eran deplorables.
Este
retrato crítico que Andrés Hurtado nos ofrece en este texto se amplía en otros
momentos hacia las instituciones. Será una de las preocupaciones que por España
sintieron los escritores de la Generación del 98 quienes denunciaron a través
de su literatura los males de España, la ignorancia, el caciquismo o el
estancamiento y atraso de las instituciones.
Pasado un
siglo, las familias son muy diferentes a las de entonces. Ya no se tienen
tantos hijos porque la gente no es tan ignorante y tiene constancia de la
situación económica del país. No se puede cuidar adecuadamente a muchos hijos
si no gozas de una situación económica estable. En varias ocasiones, Andrés
comenta que para él traer hijos al mundo tal y como estaban las cosas era
deplorable, porque iban a sufrir bien por la pobreza o bien por las
enfermedades. También, la mujer ha ido liberándose progresivamente del machismo
y, ahora, las labores del hogar se reparten entre hombres y mujeres. Además,
han aparecido otro tipo de familias, como las de padres homosexuales o las
monoparentales debido a los divorcios.
Es
posible que la familia actual, más tolerante y diversa fuera más del agrado de
Andrés Hurtado. Pero seguro que seguiría
siendo tan inconformista como en la novela.
Ana Belén
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