Texto de inicio.
No podía encontrar otro texto mejor para el inicio del blog que este de Mario Benedetti. Algún día llegarán los míos, que aún están en la cabeza.
No podía encontrar otro texto mejor para el inicio del blog que este de Mario Benedetti. Algún día llegarán los míos, que aún están en la cabeza.
Una palabra enorme
Libertad
es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases, se dice que una
está en libertad. Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene
por qué estudiar. Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un
hombre cualquiera hace lo que se le antoja. Pero hasta los países libres tienen
cosas muy prohibidas. Por ejemplo matar. Eso sí, se pueden matar mosquitos y
cucarachas, y también vacas para hacer churrascos. Por ejemplo está prohibido
robar, aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela,
que es mi mami, me encarga alguna compra. Por ejemplo está prohibido llegar
tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartita, mejor dicho
la tiene que hacer Graciela, justificando por qué. Así dice la maestra:
justificando.
Libertad
quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está
en libertad. Pero mi papá está preso y sin embargo está en Libertad, porque así
se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío Rolando lo
llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que
está mi papá se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho qué sarcasmo y
a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló
un perrito le puso de nombre Sarcasmo. Mi papá es un preso pero no porque haya
matado o robado o llegado tarde a la escuela. Graciela dice que mi papá está en
Libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus
ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no
estoy en Libertad, o sea que no estoy presa.
Si
yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica,
fueran también presas políticas. Porque a mí me gusta dormirme abrazada por lo
menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona. Yo nunca le pego,
sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela.
Ella
me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima
libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le
gusta que la llame así. Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarla
Ella. Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le
contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada,
porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina. Mi abuelo
siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy
contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero
yo la llamo así porque es un nombre lindo. Sólo cuando la quiero muchísimo,
cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquitina no me
estrujes así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se
pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería tan bueno
si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.
O sea que la libertad es una palabra enorme.
Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza.
Que es casi un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría
que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de
mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron
preso por ellas. Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas
ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice,
cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en
Libertad. ¿Ven como es enorme?
Mario Benedetti: Primavera con
una esquina rota.
Alfaguara, Madrid, 1982.
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